miércoles, 13 de noviembre de 2013

MUERTE PERSONAL Y REGENERACIÓN CÓSMICA



El Homo Sapiensno es inteligente porque posea una razón en virtud de la cual el conocimiento se va desplegando del mismo modo en el que se clasifican los objetos de un museo dentro de vitrinas estancas. El hombre es sabio porque es un Homo Imaginalis, un ser que se ha dejado informar por la imagen del mundo y que, a su vez, y por ello mismo precisamente, imagina el mundo y lo recrea incesantemente a través de imágenes simbólicas. El Homo Symbolicus asumió el proceso de reconocimiento y regeneración del cosmos, quedando constituido de este modo por la autoconsciencia y la creatividad. Este proceso es regido desde sus inicios más remotos por la muerte. La vida humana no aparece como tal hasta que la muerte no rompe el marco de la vida biológica, pues la experiencia de la muerte en vida es la condición de posibilidad tanto de la autoconsciencia de la existencia como de la transformación creativa. El chamán primordial, médico, artista y místico originario, experimentó un descenso a los infiernos en donde fue despedazado y devorado por demonios y animales. Después de padecer los sufrimientos de la locura iniciática retornó, regenerado, con un nuevo conocimiento: la sabiduría de la muerte y la enfermedad. Esta experiencia primigenia de muerte y renacimiento marca la pauta, no sólo de la realidad estructural de las religiones, sino también de la articulación de la cultura y de la propia psique. Si toda la naturaleza, e incluso el cosmos, muere y renace a través de sístoles y diástoles estacionales, el hombre muere y renace múltiples veces a lo largo de su vida. La inmersión desnuda en este proceso del eterno retorno de la muerte y la regeneración es el corazón de la obra de Jorge Vicén, una obra en la que cristaliza sin artificios el diálogo con los sujetos y los elementos simbólicos del Mundus Imaginalis: el loco, el muerto, la virgen, el payaso, la puta, el anciano, el animal, la planta, el fuego o las partículas de luz, las estrellas del firmamento, esas chispas de consciencia llamadas scintillaepor los alquimistas que acaban conformando aquí seres estelares e incluso, quien sabe, el alma del mundo o el espíritu de dios. Esta multitud de personas y motivos arquetípicos, que no surgen del conocimiento erudito sino de una actividad creativa descarnadamente sincera, regulan en la pintura de Jorge el movimiento de ciclos infernales y cósmicos, guiando de este modo la eterna transformación de lo inmutable que la propia obra refleja.

Lorenzo Carcavilla Puey
Licenciado en Psicología, Master en Psicoanálisis y Filosofía de la Cultura
Doctorando en Filosofía por la Universidad Complutense de Madrid

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Una mujer mediocre


Sé que volverá a interrumpir mi vida otra mujer mediocre
aparecerá cuando ya no me haga falta
cuando ya me haya recuperado 
de aquella otra mujer
Aparecerá 
cuando esparza de manera horizontal y homogénea
mi gracia, o mi alegría o mi yo que sé
que repartiré a los demás sin distinción 
sin esperar nada mas que brillos en los ojos
es entonces cuando de uno de esos brillos prenderá el deseo de alguna chiquilla
que tenga el alma seca como fajuelos de olivo
y como un vidrio olvidado aparecerá el amor
Todo el mundo sabrá que me está amando, excepto yo
que resistiré a asumir la jugada y me negaré por enésima vez
a salir de mi esquina , de mi lugar ahora habitable, de mi metro cuadrado
para perderme en el amar de una mujer mediocre
que me parecerá peor que la anterior
en la cual aún estaré pensando
y que me gustará menos que su amiga,
a la cual le daré todo lo que a ella le daría
y que por cobardía no me atrevo
y meteré por décima vez en mi vida a otra mujer mediocre
que se ganará a cada hora un trozo de mi vida,
luchando centímetro a centímetro mi cuerpo, mi alma y mi pasado
resistirá mis envites y rechazos
las historias sobre las virtudes de mis ex novias
y lo guapas que se peinaban
mis pequeños desvaríos, mis depresiones y enfados
mis ganas de morir y de vivir
y cuando ya sea totalmente mi mujer
cuando ya me pueda doler
cuando la esté amando
me abandonará por otro
que no sea tan complicado
pidiendo que la follen mejor
sin pedir tanto a cambio
y se llevará los brillos y las recetas
a camas mas sencillas
dejando atrás
a un hombre mediocre.
Algo pasó
Hace algún un tiempo,un año o así, en una tarde que probablemente era un Domingo de primavera, que es cuando los partidos ya son importantes. Estábamos en la grada viendo a nuestro equipo de fútbol luchar para mantenerse en la división de plata, como buenos socios. Uno de mis compañeros, R. se dirigió hacia mi con fuerza y convicción, muy insólito en él (R. que es como un niño de once años aunque tiene más de treinta y tantos tiene además una enfermedad mental bastante jodida, la esquizofrenia, por lo que atiborran a pastillas dejándolo medio zombie). Pues bueno, R. con un tono de voz muy serio y contundente se dirigió hacia mi y me dijo; Nosotros ya estamos salvados. En ese instante se hizo un silencio en el el estadio, yo no oía nada más, no podía centrar la mirada en nada y como si un rayo hubiera atravesado todo mi cráneo me quedé suspendido encima del árbitro.M e quedé de piedra y le miré perplejo además de un poco asustado, pero a la vez  muy tranquilo y aliviado, veía con claridad. Le miré y como si nada hubiera pasado  el siguió gritando, dejándose llevar por la grada en medio de los cánticos, entre las risas y los chillidos en su habitual tono histriónico. Sonreí y le miré, no se percató, así que continué viendo el partido junto a los demás entre cervezas, tácticas y grandes cambios Algo había pasado.

El Azteca